Mi primer acercamiento a Stephen King fue por consejo de mi madre. Me propuso empezar por Los ojos del dragón , y fue un auténtico acierto, teniendo en cuenta que yo estaba en el colegio. Me enamoró, sobre todo, su forma de escribir. Esa manera de describir para que lo veas todo, ese tempo al ir marcando el camino sin obviedades pero con paso firme, y esa imaginación desbordante que siempre sabe dar una voltereta. Mucho arte. Después de esa obra de fantasía ( que sigo opinando es una obra maestra, por denostada que fuese en sus inicios ) vinieron muchas otras. Y siempre ocurría lo mismo: me gusta más en sus obras menos sobrenaturales y en sus cuentos que en los tochazos con muchos bichos, aunque nunca me ha dejado insatisfecha del todo. Y mira que llevo libros y libros suyos. Pues siempre acierta. Y, con todo y con eso... me he leído Misery por primera vez ahora mismo, a los cuarenta. ¿Debería darme vergüenza? Tal vez. ¿Me arrepiento? Pues no. He llegado a tiempo de ...
Mi síndrome de los cuarenta... resulta que era un blog