Ir al contenido principal

Rebecca Fail

 ******AVISO IMPORTANTE: NO SOLO ES UN SPOILER CON PATAS, ES UN DESTRIPAMIENTO CONTINUO, DISECCIONANDO HASTA EL MILIMETRO. NO LO LEAS SI NO HAS COMO POCO LEÍDO LA NOVELA O VISTO CON UN POCO DE DETENIMIENTO ALGUNA VERSIÓN DE LA PELI******

Rebecca, de Daphne Du Marier, es una de mis novelas favoritas. Y, sí, reconozco que no es como para un Nobel, pero le tengo un cariño especial. La leí con verdadera pasión en el instituto, y después la visité otras dos veces más. Y cada vez fue distinto. Porque si hay una cosa buena que puede tener un libro, es el hecho de proporcionar distintas lecturas. 

La peli de Hitchcock, por supuesto, también la tengo muy visitada. Y, aunque cuando leí que Netflix preparaba algo y vi el reparto pensé que iba a ser una mierda como un camión... después vi el tráiler y pensé que podría tener su punto. Decidí darle una oportunidad...y aquí estoy para comentarla.

Así que... ¿qué puedo decir de esta nueva Rebecca? Pues... tampoco es una mierda como un camión, pero... desde luego es un estrepitoso fracaso. ¿Resumiendo? Pues podría ser una "Rebecca para millenials" (utilizando, como utilizo yo "millenial" como adjetivo peyorativo y no como descripción de la generación posterior a la mía, a la que por supuesto, en términos generales, guardo un respeto)

Así que empecemos a diseccionar a este engendro para ir órgano por órgano:



El reparto: a priori fue leer los nombres y negar estrepitosamente con la cabeza. Y, en general, es que no ha sido gran cosa. 

Lily James es demasiado "obviamente" bella para interpretar a la protagonista, por mucho que se empeñen en peinarla mal. Su interpretación no me convence, enfatiza el aspecto torpe del personaje, pero no el inocente, apocado y ansioso. Se suelta demasiado rápido e incluso al final el empoderamiento impostado le queda grande. Joan de la Fontaine, con esa manía de subir las cejas en una mirada ojiplática, la sonrisa tímida y el caminar un tanto encogido era mucho más creíble. 

En cuanto al nuevo rostro de Maxim... Sí que da el pego de rico heredero enigmático, de quien no sabemos qué pensar, pero (supongo que por el juego de hacernos dudar de quién es De Winter y qué ha pasado) parece más un hombre autoritario y de mal carácter que torturado y taciturno. Es, por descontado, demasiado joven, pero eso ya lo comentaremos luego. La cosa es que en resumen me queda en un "Max machirulo" y me parece un reflejo simplista de alguien tan poliédrico como siempre le he visto yo. (Y bueno, que yo tengo debilidad por Olivier, que a pesar de ser él mismo un machirulo en su vida privada, como De Winter estuvo enorme). 

Jack Favell sí está bien, al igual que Ben. Maravillosa Beatrice, la cuñada, quizás la única que supera a la de la versión antigua para acercarse más a ese personaje fuerte y encantador del libro. Van Hopper, de pena, y me parece un desperdicio porque a pesar de parecer un personaje menor, tiene mucho más peso en la trama del que pueda parecer, sobre todo de cara a presentarnos el tema central y la fachada de los personajes. Quizás la actitud sea la adecuada, pero el físico no, ni la relación con su dama de compañía. Tampoco entiendo muy bien los cambios: las charlas con las amigas metidas a calzador y el sustituir el reposo por lesión en el pie por un virus escatológico que además fuerza a reducir a Montecarlo a una semana (haciéndolo todo en la historia de amor más cutre y acelerado)

En cuanto a la señora Danvers... Pues yo tenía muchísima fe en Scott Thomas. Primero porque me encanta, y segundo porque Hitchcock permitió un ama de llaves quizás demasiado histriónica en su versión, por lo menos al final. Aquí la veo demasiado pagada de sí misma, yendo demasiado de cara, poco ladina. También se borra por completo esa sutil sensación de algo más en la relación Danny-Rebecca (mi abuela lo explicaba con su mirada de los años 40: "es que ellas dos se entendían"). Me encanta, eso sí, la escena en la que conoce a la nueva señora De Winter, en concreto la parte del guante, que dice mucho con muy poco y hace ver que, aunque el resultado es al final chapucero, los detalles se han hecho con mimo. 



La estética: Aquí el punto a favor era claro: el color. Luchar contra una versión en blanco y negro parece que sería fácil, y sin embargo no lo veo aprovechado. Sí hay una pugna interesante entre la luz y lo majestuoso de Montecarlo y las penumbras de Manderley, pero creo que se podría haber aprovechado bastante más: me ha faltado una paleta de colores más rica. Aunque algo que sí quiero destacar es cómo se presenta el incendio, con ese paralelismo tan clavado al del libro con el amanecer, logrando algo verdaderamente muy bello. 

En cuento al vestuario... Lo de cambiar las características chaquetas de punto (ay, las después famosas rebequitas) por una sucesión de sombreros horrorosos me ha parecido chocante, pero pobre. Y la verdad es que el ERROR con mayúsculas ha sido (por favorrrrrr) calcarle a Maxim un traje de color m-o-s-t-a-z-a (no hay más preguntas señoría). De verdad... Mostaza.... Max de Winter con un traje mostaza... Es que lo he escrito tres veces y todavía no me lo puedo creer. Espero de corazón que alguien haya sido despedido o al menos reprendido severamente por eso. 

La banda sonora: Puestos a ser anacrónicos, yo que sé, échale huevos de verdad y tira por algo tipo... no sé... My Chemical Romance, verbigracia. Ese "Let No Men Steal Your Thyme" le pega a la fotografía lo que a un Cristo dos pistolas, incluso yo diría que a la historia al completo. Sigo sin entender qué pinta, me pareció algo chirriante y esperpéntico. Prácticamente cualquier cosa hubiera quedado mejor. 



La "falsa contemporaneidad" oportunista
:
Mientras desde Netflix iban creando hype para el estreno, iban apareciendo artículos donde se hablaba de esta nueva versión. Una cosa que leí es que habían decidido acercar la edad de los dos protagonistas porque una relación entre un hombre de cuarenta y una joven de veinte hoy no se entendería igual de bien. Yo ya de mano casi me caigo de culo, porque no acabo de entender cómo en el siglo XXI vamos a comprender peor las relaciones diversas, o respetar menos que cada uno se acueste con quien le dé la gana. Pero viendo el artefacto completado lo entiendo menos aún. Cierto que De Winter, en la novela, se muestra un poco paternalista a veces con esa joven que acaba de conocer, pero después sabremos perfectamente lo que ha visto en ella. 

En este caso, el protagonista hace una alusión a la "joven vida" de ella, cuando no hay tanta diferencia y por tanto todo suena a ¿¿ein??, y esto justo en una escena en la que, jugando con arena en una playa lo que hace el muy imbécil es marcarla con una M como si fuera una puñetera vaca de Hereford (y cualquier persona que mira con ojos de siglo XXI debería empezar a jurar en arameo contra ese gilipollas presuntuoso de mierda). Tampoco, yo, que debo ser muy corta de miras, comprendo nada bien el transcurso de la relación en Montecarlo. Tanto en la novela como en la peli de los cuarenta, yo veía todo muy platónico, muy aséptico, cosa que de paso daba pie a que ella se preguntara constantemente qué sentía ese tipo tan hermético por ella, llegando a pensar que la quería como quien quiere a una mascota. En toda la novela apenas hay alusión al sexo, o incluso a un simple beso, salvo un pequeño párrafo ya casi al final que yo siempre he adorado precisamente por eso, porque hasta entonces hemos estado jugando a saber si de verdad se quieren. Así que la escena del mirador, y posteriormente de la playa en esta versión me parecen algo totalmente incoherente. (la escena con Van Hopper tras la pedida de mano lo deja muy claro, no pega nada) Parece una especie de, digamos, fanservice.(¿¿millenialservice??) Cosas que hacemos para contentar a una audiencia que suponemos tiene que entender las historias en clave de año 2020. Que llega un punto que hasta te preguntas por qué no, ya puestos, les calcan sendas mascarillas y un poquito de gel, y a ella la bautizan Rosalía. 

Las alusiones sexuales siguen, por ejemplo, de una manera ridícula en la escena en que ella conoce a Favell y se ponen a montar. Que no encaja ni con MI idea de protagonista (esa pobre infeliz se nos muere si un desconocido le toca el muslo) ni con la que se supone que nos quieren mostrar. Parece que, como a priori el matrimonio De Winter no exuda sexo, tenemos que cargar de pimienta todo para que el amor sea creíble. Y yo no lo veo. 

Y ya, si nos ponemos a hablar del tinte feminista (quiero y ¡NO! puedo) que le quieren dar a todo... Ahí ya dan ganas de irse a llorar a un rincón. Cosas estúpidas como que Danvers meta a calzador a Frank en la casita del velero, o diga que tuvo que haber sido un hombre quien acabara con Rebecca, cuando todos sabemos que en la versión original ella habla de el mar, de que su señora era tan una fuerza de la naturaleza en sí misma que solo el mar pudo acabar con ella... Pues no tiene sentido. 

Mucho menos lo tiene la manera en que se quiere empoderar a la protagonista: la ponen a conducir, a fumar, a gritar en mitad del juicio y a investigar como si indagar en la última fase de la vida de Rebecca fuera un capítulo de una novela de Los Cinco. Hasta donde yo había visto y leído, al saber la historia real de todo, se sentía aliviada, confiada y podía madurar... En esta versión se empodera de una manera zafia y poco creíble, casi insana. Du Marier tuvo la gran virtud de conseguir que después de seguir las andanzas de los personajes durante páginas y páginas, al final empatizaras tanto que terminases enamorándote de un asesino, hasta las trancas. Ben Wheatley lo que consigue es que perdones a un gilipollas por tener un mal momento y hasta le tengas un poco de lástima porque al final su segunda señora acaba siendo otra psicópata para la colección. 



El final
Al margen del espíritu pisoteado de los personajes principales, el final merece mención aparte en un par de aspectos. 

Primero, esa obsesión por mostrar la mano de Danvers con una cerilla, para después llevarnos a la orilla del mar y tras ver una escena ridícula de intento de negociación, despedirnos de ella de una manera un tanto patética, cargándose la maldad intrínseca del personaje y quitándole bastantes puntos de carisma. 

Pero, sobre todo, en esa reflexión final ñoña y trasnochada sobre el amor. Porque si ya de por sí, si nos queremos poner en clave violeta, hay que cuestionarse la versión original con mucho mucho coraje por el tema del amor romántico; en este caso, tal como nos han ido abonando el terreno, ya es como para hacérselo mirar. Y aun dejando todo eso de lado, algo genial que tiene la novela, es esa doble lectura que se puede hacer siempre sobre si de verdad habrá ganado o no Rebecca (Susan Hill lo tuvo muy claro con su continuación "La Señora de Winter" y desde entonces debe tener una úlcera de estómago por todo el vudú inconsciente que le llevo hecho). Aquí se cargan su presencia de un plumazo y la reemplazan por un piti y un polvo en El Cairo, y... nada, que estamos aquí tan ricamente. Amor forever. Blablablabla. Lo que viene a ser un dolor, una incoherencia y una violación en toda regla tanto del espíritu original de la historia como de lo que nos estuvieron queriendo vender durante estas dos horas de mediocridad. 

Los aciertos: Porque, aparte de los que ya he ido diciendo (algunos de verdad muy notables), he podido encontrar alguno más.

Me parece, por ejemplo, muy de destacar la forma en que tienen en esta versión de dejar claro lo que supone para Max su legado, su linaje y el hecho de que un De Winter sea quien regente Manderley. Porque todo ello al final tiene mucho peso en la trama y el camino de miguitas hasta el final del bosque lo han dejado caer con mucha elegancia. 

Es de agradecer también que no quisieran jugar más de lo necesario con la idea del posible fantasma (que tantos años después ya no podía colar) y que no hicieran tanta sangre como podían con un Max violento o maltratador (sí que lo dicen varios personajes, pero al menos el comportamiento de De Winter no se va demasiado por ese lado, cosa que es difícil de medir).

Y puestos a emular esa proeza de trabajar con una protagonista sin nombre durante toda una historia (cosa que Du Marier hizo parecer muy fácil, y no lo es en absoluto), se agradece que no se repitiera la broma de Hitchcock y se dejara todo pasar de manera sutil (aunque eso también provocara, probablemente, tener que cargarse la escena de la llamada telefónica preguntando por la Señora de Winter que yo esperaba como agua de mayo). 

Así que, en general... ¿Es una nueva versión de Rebecca? Sí. ¿Es buena? No mucho. ¿Aporta algo nuevo, fresco y necesario para estos tiempos que corren? Ni de coña. 

Lo que no quita para que la haya visto y la haya disfrutado hasta cierto punto, porque con Rebecca al final pasa como con otras muchas buenas historias... Una siempre quiere más. 

Sonando: Let No Man Steal Your Thyme
Leyendo: Cuentos infantiles políticamente correctos
Sentipensando: Cómo se pega la jodía canción

Comentarios

Entradas populares de este blog

20 autoras por octubre 2020

 Al fin, este año me he puesto las pilas y hago un intento con el reto #LeoAutorasOct. No se puede decir que me esté dando el tema para mucho: octubre suele ser mes de mucho lío desde tiempos inmemoriales y por tanto de los que menos libros me da tiempo a leer (para mi desesperación casi siempre, porque veo que se me va acabando al año y tengo todos los retos pendiendo de un hilo)  Como tampoco voy a poder fardar de lecturas, he visto este booktag ( no me preguntéis cómo ni dónde, pero algún enlace me llevó a esta entrada de Generación Papel ) y he decidido que puede ser otro modo de reivindicación. A ver qué sale:  1. Escritora que más te gusta : Mira que hay, pero si vamos a alguien que me ha acompañado toda la vida y que me sigue fascinando, tiene que ser Carmen Martín Gaite . Una de las grandes penas que me llevo es no haber podido conocerla, pero también tengo la alegría de poder haber pasado tantos grandes ratos con su obra. Que nunca deje de recomendarse, por fav...

Agradecida... emocionada...

 ...Solamente puedo decir... una Bocachancla hay aquí. A ver... esto del blogging no es desconocido para mí. Llevo queriendo gritar en voz alta lo que pienso desde, diría yo, el parvulario; y publicándolo en este cibermundo desde 2005. Eso sí, con una inconstancia irritante.  El proceso básicamente ha sido:  abro un espacio nuevo escribo con ilusión dos o tres días llega la vida y me aplasta a quehaceres pierdo tiempo de dedicación  se me acumulan los borradores, se van caducando y hasta huelen  adiós, mundo del blog  Y así, unas cuantas veces. La última vez fue hace dos años y pico. Y lo mejor, era el subtítulo de la criatura "Mi síndrome de los cuarenta... resulta que era un blog". Pero, vamos a ver, alma de cántaro, si los cuarenta no los tenías todavía. Si los cuarenta los cumples hoy. Dos años y pico después. Hoy. H-O-Y El último post, muy inspirado, hablaba sobre que me habían robado el mes de abril.  DE 2019.¿Véis la ironía? Luego llegó 2020, q...

Exhalación

 Tengo el honor de pertenecer a un club selecto muy singular. De una manera fortuita y a través de las ganas crecientes de leer un libro concreto, se fue fraguando un anticlub de lectura único en el mundo.  Nos cuesta decidirnos por qué leer, tenemos el honor de haber escogido lo peor de lo peor de las novedades literarias del momento y somos un caos absoluto para reunirnos a comentar lo leído.  Y dicho todo esto, es el mejor anticlub de lectura del mundo, porque acabamos celebrando las lecturas con cachopos y como nunca aprendemos seguimos comentando bazofia muertos de la risa.  Este 2021 nuestro primer cachopo ha sido este. Las opiniones del grupo han sido muy diferentes, pero para mi ha sido un rotundo acierto.  No sabía gran cosa de Ted Chiang , más allá de que había escrito algo en lo que se había basado la película La Llegada , que me había gustado mucho pero también me había dejado un sabor agridulce. El libro en cuestión, La historia de tu vida , está ...