Ir al contenido principal

Isadora

Momento cero: 

Estoy embarazada. Voy a clase de pintura, siempre tuve curiosidad por el óleo. Me dan un muestrario para elegir una lámina. Es fácil decidirse: hay un pajarito antropomorfo sentado en una estantería, con libros por todas partes. 

Mi primer cuadro, claro está, tiene que ser para mi hijo. Estará a la cabecera de su cama: un Pequeño Cuervo rodeado de libros. 

Momento uno: 

Estoy de compras, con mi bebé. Va en su sillita, aún ni camina. Lleva una barra de seguridad, donde mucha gente suele colgar peluches. Él tiene un libro, de los típicos para baño: páginas de plástico impermeable con espuma dentro, pocas páginas, muchos dibujos... Un libro de bebé que le habían regalado sus abuelos por la Semana Negra. Tiene una argolla en la esquina, por eso va colgado en la barra. 

Estamos esperando, papá va a hacer un recado. Como siempre le digo que le espero en la librería. Me paro a mirar las novedades. Hojeo una. Jamás recordaré qué libro era, pero tampoco podré olvidar todo lo demás.

Me giro hacia la sillita y ahí está: mi bebé, concentrado, con la misma pasión con que lo acabo de hacer yo, pasando las páginas de su libro.

Momento dos: 

Mi colección de Tintín está recién terminada. De niña los había leído porque mi tío me los iba prestando de uno en uno. Desde entonces siempre había querido comprármelos, pero siempre había un gasto más urgente. Están en la estantería del salón, todos los lomos amarillos juntos. 

Mi bebé coge uno, lo abre, empieza a pasar páginas. Una se rasga y hace un ruido fuerte. No le gusta. Le sonrío, jugamos a otra cosa. 

Al final del día recojo la página arrancada, suspiro. Cambio los libros de lugar, a la parte más alta. Abajo pongo cosas más infantiles: libros-juego, cuentos de grapa, páginas gruesas más fáciles de pasar. Los libros tienen que estar accesibles, y si se rompen, se rompieron. Suspiro de nuevo. Me pongo a leer. 

Momento tres: 

Estamos en casa. Tenemos minilibros de cartón. El peque ya se mantiene sentado, camina y habla torpemente. "Má". Le leo más de veinte minutos seguidos el mismo libro sobre dinosaurios, que en realidad solo es una lista de nombres con su dibujo correspondiente. No se cansa. "Má". De nuevo vuelvo a empezar "Diplodocus... Triceratops..."

Momento cuatro:

Mi hijo ya no es un bebé. "Ya sé leer", dice. Sale de la escuela con su mandilón y me entrega una carpeta para salir corriendo a jugar. Al llegar a casa leemos carteles, etiquetas, páginas y más páginas. Ya sabe leer. Apenas tiene cuatro años. No sabríamos decir quién está más contento. 

Momento cinco: 

Hemos cambiado las canciones por leer un ratito antes de dormir. Una página cada uno. Cada noche es una aventura nueva: encontramos el diario de nuestro tío, llegamos a un mundo maravilloso, un niño vampiro entra en nuestra habitación, una ardilla corre aventuras...

Cada noche leemos juntos, en voz alta. Papá se nos une. Incluso Mina se sienta cerca y escucha con sus oídos gatunos. Dentro de poco será, por fin, la hora de empezar Harry Potter.

Momento seis:

Pasamos por una librería de refilón. "Espera mamá". Ha visto algo. Hay un expositor de libros, de lomo negro. Yo los había visto miles de veces, me tenían, la verdad, pinta de quiero-y-no-puedo a copia de "El pequeño Vampiro". Van ilustrados, en rosa y negro, claramente enfocados a público infantil y femenino. 

Empieza a mirarlos. "Quiero comprarme uno, con mi dinero" Le aconsejo que se coja el primero, siempre es lo mejor empezar por el principio. 

Seguimos de compras, pero él ya no atienda a nada. Se pasa el resto de tarde con la nariz metida en el libro: en las tiendas, en el coche, al llegar a casa. 

Momento siete: 

He llegado muy tarde del trabajo, pero traía una sorpresa: la segunda parte de esa saga que tanto le está gustando. Brinca, baila "Gracias, mamá". Se sienta encima de su cama y empieza a leer "Solo un poquito, por favor". En dos días se ha terminado otro libro. 

Está emocionado, en poco tiempo se termina libros grandes él solo. Le encanta leer. Le encanta ir a librerías a ver qué más cosas añadir a su biblioteca. 

Y yo estoy contenta. No ha sido con los libros que yo habría elegido, pero ahí está: un niño de 7 años enganchado a la literatura de la mano de Isadora Moon. 

Otro cuervo lector en la familia.  Miro atrás y recuerdo esos momentos de extrema felicidad, de calor en el pecho, de ilusión extrema... ¿Cuántos más me esperan, ahora que tenemos ya los dos la misma pasión por los libros?

Sonando: Prelude 12-21 de AFI
Leyendo: Medio sol amarillo
Sentipensando: Emoticono amarillo con gafas de sol


Comentarios

Entradas populares de este blog

20 autoras por octubre 2020

 Al fin, este año me he puesto las pilas y hago un intento con el reto #LeoAutorasOct. No se puede decir que me esté dando el tema para mucho: octubre suele ser mes de mucho lío desde tiempos inmemoriales y por tanto de los que menos libros me da tiempo a leer (para mi desesperación casi siempre, porque veo que se me va acabando al año y tengo todos los retos pendiendo de un hilo)  Como tampoco voy a poder fardar de lecturas, he visto este booktag ( no me preguntéis cómo ni dónde, pero algún enlace me llevó a esta entrada de Generación Papel ) y he decidido que puede ser otro modo de reivindicación. A ver qué sale:  1. Escritora que más te gusta : Mira que hay, pero si vamos a alguien que me ha acompañado toda la vida y que me sigue fascinando, tiene que ser Carmen Martín Gaite . Una de las grandes penas que me llevo es no haber podido conocerla, pero también tengo la alegría de poder haber pasado tantos grandes ratos con su obra. Que nunca deje de recomendarse, por fav...

Agradecida... emocionada...

 ...Solamente puedo decir... una Bocachancla hay aquí. A ver... esto del blogging no es desconocido para mí. Llevo queriendo gritar en voz alta lo que pienso desde, diría yo, el parvulario; y publicándolo en este cibermundo desde 2005. Eso sí, con una inconstancia irritante.  El proceso básicamente ha sido:  abro un espacio nuevo escribo con ilusión dos o tres días llega la vida y me aplasta a quehaceres pierdo tiempo de dedicación  se me acumulan los borradores, se van caducando y hasta huelen  adiós, mundo del blog  Y así, unas cuantas veces. La última vez fue hace dos años y pico. Y lo mejor, era el subtítulo de la criatura "Mi síndrome de los cuarenta... resulta que era un blog". Pero, vamos a ver, alma de cántaro, si los cuarenta no los tenías todavía. Si los cuarenta los cumples hoy. Dos años y pico después. Hoy. H-O-Y El último post, muy inspirado, hablaba sobre que me habían robado el mes de abril.  DE 2019.¿Véis la ironía? Luego llegó 2020, q...

Exhalación

 Tengo el honor de pertenecer a un club selecto muy singular. De una manera fortuita y a través de las ganas crecientes de leer un libro concreto, se fue fraguando un anticlub de lectura único en el mundo.  Nos cuesta decidirnos por qué leer, tenemos el honor de haber escogido lo peor de lo peor de las novedades literarias del momento y somos un caos absoluto para reunirnos a comentar lo leído.  Y dicho todo esto, es el mejor anticlub de lectura del mundo, porque acabamos celebrando las lecturas con cachopos y como nunca aprendemos seguimos comentando bazofia muertos de la risa.  Este 2021 nuestro primer cachopo ha sido este. Las opiniones del grupo han sido muy diferentes, pero para mi ha sido un rotundo acierto.  No sabía gran cosa de Ted Chiang , más allá de que había escrito algo en lo que se había basado la película La Llegada , que me había gustado mucho pero también me había dejado un sabor agridulce. El libro en cuestión, La historia de tu vida , está ...